Cuando nos sucede un hecho que nos desequilibra emocional o físicamente, solemos reaccionar buscando una solución inmediata y, en algunos casos, mágica. Hablemos de detonantes emocionales.
Este artículo quiero explicarte qué son los “Detonantes emocionales”, cómo identificarlo y a descubrir qué se esconde detrás del mismo.
Si estás en un momento de despertar espiritual, sanación espiritual o desarrollo personal, es posible que te sientas identificado. Honestamente, no es casual que estas situaciones sean vividas justo cuando “estamos haciendo las cosas bien”.
El objetivo principal de este artículo es aportar información para tu proceso de autoconocimiento y gestión emocional.
¿Qué es un detonante emocional?
“La gota que rebasó el vaso”, “Lo último que me faltaba”, “No puedo creer que me esté pasando esto”, “esta situación me ha hecho explotar”, “Cuando me lo ha dicho he sentido que me derrumbaba por completo”
Cuando estamos ante un detonante emocional es inevitable no reaccionar. Es imposible no ver. Es incontenible el impulso o la respuesta. Imaginemos esta situación: Estamos manteniendo las formas, aguantando el tirón para no tirar la toalla… vivimos una situación, otra y otra, nosotros nos mantenemos firmes, creemos que no mirar, no prestar atención, nos permitirá superarla. Agachamos la cabeza y seguimos aguantando, o nos resistimos y decimos internamente “esto no me va a ganar” “Ya pasará”, “es una racha”. Pero tenemos un límite, un día, sucede algo y nos damos cuenta de que no podemos continuar con la misma actitud. “¡Se acabó!” ¿Te sientes identificado?
Este es el escenario que suele presentarse cuando estamos ante los “detonantes emocionales”.
Intentaré explicarlo con otro ejemplo. Estamos sumergidos en nuestra rutina, aguantando, lo que creemos, pequeños altibajos de la vida, con normalidad. Todo parece tranquilo. Aunque sí, nos molesta la actitud del jefe, o de la pareja, pero que vamos a hacer, es así, le pasa a todo el mundo. Vivimos en una pseudo tranquilidad. Nuestra mente pone excusas y justifica la situación para que sigamos adelante. Pero un día, nos despiden, nos engañan y nos quedamos en shock. De repente es como si un despertador sonará en nuestro interior. No nos creemos lo que sucede. Como si todo hubiera ocurrido a nuestras espaldas. Sin darnos cuenta. La realidad nos estalla en la cara y empieza la crisis. Estamos frente a los detonantes emocionales.
Vayamos detrás del telón: cuando algo no funciona, termina su ciclo, debemos pasar página, hacer un cambio en nuestra vida, se nos hace saber. ¿Cómo? A través de las emociones, de las sensaciones de nuestro cuerpo, molestias, enfermedades, pero también, a través de nuestro entorno. Las personas que nos rodean nos muestran lo que pasa con actitudes, palabras. Recibimos un montón de señales, pero ¿Somos capaces de verlas y escucharlas?
Ya sea por miedo, por desinterés, o por automatismo (esa rutina que hace que repitamos lo mismo cada día sin cuestionarnos nada) no vemos ni escuchamos. Entonces, como tendemos a la evolución, las señales son cada vez más intensas. Hasta que un día suben tanto de volumen que no podemos evitar darnos cuenta.
A largo de nuestra vida, todas estas situaciones o retos vienen a darnos herramientas para evolucionar, para seguir aprendiendo y mejorar. Nos avisan que estamos listos para siguiente nivel.
No siempre sentimos, que tenemos las herramientas, las ganas o simplemente decidimos no hacerlo porque no sabemos reconocer nuestro potencial. Dejamos pasar oportunidades. Miramos para otro lado. Lo que no sabemos es que tarde o temprano esa experiencia volverá a presentarse, tal vez, no de la misma manera o en las mismas circunstancias, pero sí volverá a aparecer para enseñarnos o mostrarnos lo mismo.
Yo lo explicaría, como la manera más extrema que tiene el universo de ponernos una encrucijada y que no nos quede más remedio que despertar para actuar.
No se trata de preguntarnos por qué, sino para qué está sucediendo esto. Tratar de comprender que es lo que nos viene a decir.
¿Cómo identificar tus detonantes emocionales?
Estoy segura de que alguna vez habréis preguntado, mirando el cielo, ¡¿Por qué me pasa esto a mí?! Retomando el final del párrafo anterior, no se trata de buscar un “por qué”, lo que te sucede no es un castigo. Se trata de descubrir el “para qué” necesitamos trascender este hecho, enfrentar esta situación o tomar una decisión concreta.
Creo que la parte más dura del trabajo personal: la introspección.
Detrás de un detonante emocional puede haber muchas razones. Trataré de guiaros en el descubrimiento de “vuestra propia causa”.
Todo ocurre por algo y para algo. La respuesta a el “por qué” es:
- Porque es el momento.
- Porque estás preparado, aunque no seas consciente de ello.
- Porque es ahora cuando puedes transcender esta situación para mejorar tu vida en diferentes niveles.
- Porque lo has postergado, evitado o ignorado demasiado tiempo.
Para dar respuesta al “para que”:
- Conectar con nuestra intuición.
- Escuchar a nuestro cuerpo.
- Conocernos y descubrir que queremos realmente, donde nos sentimos bien.
- Aceptar el reto de cambiar “eso” que pensé que sería para toda la vida.
- Ser flexible para adaptarme sin resistencia.
- Abrir la mente y dar lugar a nuevas maneras de ver la realidad.
- Ser compasivos con nosotros mismo.
Descubrir para qué, realmente es recorrer el camino y entender que más que una respuesta es un proceso. De aquí la expresión “despertar”. Cuando pasamos deseado tiempo en un estilo de vida “estamos dormidos”, no nos damos cuenta de que todo ha cambiado. Entonces suena el despertado (detonante emocional) y “despertamos”. Ahora lo vemos claro o por lo menos sentimos el impulso de cambiar y dar fin a lo anterior. Este cambio de perspectiva o “despertar de conciencia” es el inicio.
Pensar en el “para qué” es mirar hacia el futuro y ser conscientes del presente conectando con el pasado. Es decir, para poder visualizarnos dentro de un nuevo paradigma o en una situación de mejora, debemos buscar en nuestro pasado las experiencias que nos han mantenido “dormidos”, estancados, aguantando.
Es verdad que no resulta fácil identificar o saber qué hay detrás de una situación de cambio. Para ello mi consejo es que fluyamos en el proceso, abrirnos a las nuevas posibilidades, no tratar de controlar nada de lo que tiene que suceder. Lamentablemente, vivimos en el sistema de lo inmediato y queremos saber lo antes posible las respuestas a todo. Queremos soluciones y pruebas de que funciona. Equivocarse es inaceptable.
Lo único permanente es el cambio.
Todo cambia todo el tiempo. Esto es lo primero que debemos entender e integrar. El nuevo ciclo que empieza en nuestra vida ahora también tiene fecha de caducidad.
Sin movimiento no hay evolución, sin movimiento estamos muertos.
Aceptar el proceso, confiar en que todo ocurre de una manera determinada y que pronto se nos será revelada la causa, es de las tareas más difíciles.
Proceso hace referencia a ritmo, tiempos, pasos a seguir. Con esto quiero decir que no es algo que se revele inmediatamente y cuanto más forcemos las marchas más tardaremos en ver dicha revelación o cambio.
Uno de los ejercicios más fáciles y más efectivos que he utilizado para identificar detonantes emocionales ha sido responder a los cinco por qué. Por ejemplo: Dices me han echado del trabajo y creo que no voy a conseguir nada mejor. Entonces te preguntas, ¿por qué?. A tu repuesta le vuelves a preguntar ¿Por qué? Y así, sucesivamente, hasta que llegues a una respuesta que te conecte con la verdadera causa. Para cerrar el ejemplo, esta causa podría ser, no me siento segura de mis conocimientos, entonces tal vez sea momento de desempolvar libros, o formarte. También puedes descubrir que simplemente tienes miedo al cambio y debes soltar el control. Cuando tienes que justificar una situación tantas veces, incluso yo he tenido que hacer más de cinco porque, es inevitable, no llegar a la raíz. Cuando llegas a tu respuesta raíz, lo que debes hacer es conectar con el origen de esa actitud. ¿Quién pensaba en tu casa que los trabajos son para siempre? ¿Que si te echan es porque no vales para nada mejor? ¿Quién te da dicho que hay que aguantar en un trabajo porque conseguir otro mejor es imposible?
Estas preguntas son la fase inicial, hay que profundizar al máximo. No siempre los mensajes han sido explícitos, otras veces los descubrimos que nosotros mismos hemos creado pensamientos limitantes para sentirnos seguros. Cada persona es un mundo.
El Tarot, sesiones de Reiki, Cartas astrales, escritura terapéutica, la meditación, han sido las técnicas que me han ayudado en este camino. A través de ella he podido identificar el origen verdadero de muchas situaciones que se repetían sin cesar en mi vida y no me permitían avanzar. Si realmente estás en una situación como esta, te recomiendo que habrás a tu mente, que experimentes hasta que puedas dar con la guía que necesitas para transitar este camino.
¿Qué se esconde detrás de los detonantes emocionales?
Somos más que un cuerpo físico, somos más que un resultado productivo, más que lo que se ve en forma de materia. Para saber que esconde un detonante emocional debemos tener en cuenta los cuatro planos del ser humano: el físico, el emocional, el mental y el espiritual.
Decía Mikao Usui: “Todo comienza en la mente”
Sí, en la mente se crea el pensamiento y de él o con él surgen las palabras, las imágenes y con ellas la emoción. El pensamiento puede ser creado por ti, consecuencia de una experiencia, algo que hemos escuchado o nos han dicho. Aunque aquí siempre será importante, no el qué, sino el cómo ha impactado en nuestro ser cada situación vivida.
En algunas sesiones de terapia hemos descubierto, junto al consultante, como un detonante nos ha llevado a diferentes momentos de la infancia, incluso a situaciones que hemos integrado como aprendizajes, pero que han vivido otros. Es decir, sobre la base del miedo o de otras experiencias ajenas.
Hay personas que ni siquiera recuerdan su infancia con claridad. Esto dice más de lo que creemos. A grandes rasgos, esto es lo que suele estar detrás de un detonante emocional. Puedes ponerle etiqueta y llamarlo bloqueo, creencia, trauma, desgracia, enfermedad. Lo que realmente importa para nosotros es llegar a la raíz del asunto para actuar con conciencia.
Honestamente, no estoy de acuerdo con los terapeutas que hablan de sanar, sin profundizar en los temas de raíz. Evitar el dolor solo nos conduce a la repetición de los síntomas. Esto es solo una opinión y respeto todas las terapias. Simplemente que no las elijo.
¿Conoces tus detonantes emocionales?
Hay personas que saben claramente que los saca de quicio, los hace reventar o los pone al límite. Pero cuántas de estas personas sabe realmente la razón de esta reacción. Ser conscientes de aquello que nos hace estallar, tocar fondo o poner fin a una situación es la primera señal que debes atender. ¿Eres de las personas que esperan las mismas “Situaciones límite” para reaccionar y tomar acción?.
Yo tenía un amigo que siempre esperaba que el coche tuviese una avería importante para llevarlo al mecánico y hacerlo ver. No aprender, no reconocerse, es una manera de negarnos al crecimiento, es una resistencia que no va a evitar nada, solo va a ralentizar el suceso y hacernos pasar varios malos ratos. Hacerlo mal sabiendo que vendrá luego no es de listos.
Algunos consejos para que un detonante no nos pille por sorpresa.
- Tratar de estar presente, dejar de pensar demasiado en el futuro y en sus mil posibilidades.
- Suelta lo que no te sirva. Así como no es bueno acumular cosas materiales, tampoco es bueno acumular relaciones con personas que ya no nos resuenan o que nos hacen mal, no acumular tareas o rutinas que ya no nos favorecen. Dejar de hacer las cosas que no significan nada para nosotros y hasta ahora solo las haciamos para formar parte de la sociedad.
- Escribamos un diario. Escribir está al alcance de todos y puede ser muy revelador. Nuestro subconsciente puede hablar a través de la escritura, revelando las causas por las que nos cuestan ciertos cambios, nos ayuda a conocer más nuestros sentimientos o identificar porque tomamos ciertas decisiones.
- Dejar el control. Esta es una de las cosas más difíciles que suelo pedir. Dejar el control no solo baja nuestro nivel, es de estrés, angustia, sino que nos aleja de la depresión. Querer tener todo controlado solo nos mantiene en estado de alerta. Perdemos claridad de pensamiento y desconectamos de nuestra intuición.
- Asumir los pequeños retos, probar cosas nuevas.
- Darnos la oportunidad de equivocarnos
- Bajar el ritmo.
En resumen, si todas las respuestas a la lo que nos pasa pudiesen encontrarse en un libro, no estarías leyendo este artículo.
Nadie sabe como van a suceder las cosas y mayoría de las veces no nos sentimos preparados. Es verdad, hay situaciones más simples y otras más complejas. Pero ninguna ha venido a pasarnos por encima. Asumir la responsabilidad de que somos nosotros quienes permitimos que nos aplasten las circunstancias o las personas, lo cambia todo. Un detonante emocional puede ser lo mejor, que nos pase en este momento. Está en nosotros querer verlo y pedir ayudar si es necesario. Solo evitaremos vivir en un bucle de dolor y frustración cuando lo aceptemos.
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